¡CÁLLATE CHACHALACA!... HOY UNA CHARRADA ELECTORAL RUMBO AL 24.

JIRIBILLA CHOYERA




Azucena Meza

Como ciudadana expreso la enorme preocupación existente sobre los peligros que acechan a nuestra joven y debilitada democracia. Aún recuerdo la expresión del entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, “¡Cállate chachalaca!” que en tono acusatorio y sin tapujos, exigía a Vicente Fox, presidente de México se abstuviera de cualquier intervención para favorecer a sus candidatos, reclamo que concluyó en la hoy famosa “veda electoral” que busca la equidad de las y los actores políticos que aspiran a un espacio de elección popular, sin embargo, y a más de una década, hoy, desde las mañaneras, la máxima tribuna pública institucional del gobierno, ha quedado como una consagrada charrada electoral, un mero ornato normativo de mal gusto para Andrés Manuel y ni hablar, algo que estorba a sus fines.

Esta administración contonea a diestra y siniestra, el caos, la desinformación, la opacidad y al mismo tiempo, en un paralelismo sin precedentes, pregona los valores éticos y morales “No mentir, no robar y no traicionar” parecido al rezo del novenario como si buscaran salvar las almas perdidas del purgatorio para elevarlo a lo más alto de la cúspide del cielito lindo del poder del palacio nacional. Y justo en esa aura protectora que santifica todo error gubernamental con aromas fétidos de corrupción, desde la élite suprema de MORENA se profanan los pecados más letales para nuestra democracia.

Y es que, la conveniencia del poder ha superado la idea de Estado, no es el hilo negro ni es algo novedoso, pero para este escenario político actual de la administración de MORENA, esto significa, saciar y convencer, al menos eso pretenden, con el adoctrinamiento de ceder en el ámbito de nuestras libertades y derechos humanos, por un bien mayor, claro no son tan burdos, y juegan con el discurso babilónico desde palacio nacional, como dogma a priori, una doctrina de Estado, cuyo contrato social apela a la gobernanza si es que la hay, de romper con el pasado, incluyendo todo instrumento democrático y de derechos humanos, políticos y sociales. Esta doctrina AMLO de la 4T, en clara alusión a una trasformación, en un nuevo paradigma del poder en México, cuyos estándares se han radicalizado a la centralización gubernamental y una opacidad insospechada terrible. 

Hoy en abierta flagrancia, obstaculizan el funcionamiento de instituciones clave como el de Transparencia, organismos autónomos, impensable que, a estas alturas del tiempo, un derecho humano esencial para las y los mexicanos, este atrincherada, sometida a una guerra y a la merced de un solo hombre desde palacio nacional. En otro flanco, la mira señala a una Suprema Corte en el blanco de los ataques, y así, en una gran variedad coctelera de la doctrina 4T, rumbo al 24, las corcholatas en plena subordinación política, buscando la aprobación suprema, se allanan, replicando estas posturas desde las campañas electorales adelantadas. 

La norma se ha convertido en una charrada electoral para el presidente y sus seguidores. Sin duda, y con los resultados electorales en el Estado de México y los de Coahuila, son el reflejo y ejemplo claro rumbo al 24, de una esperanzadora posibilidad de superar la polarización que vivimos, que las presidenciales serán el punto de quiebre o el parteaguas de nuestra democracia. Tal cual la sociedad en plena bifurcación nos jugaremos más que una elección, será la gobernabilidad y democracia de México.

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