JIRIBILLA CHOYERA
Por Azucena Meza
Formalmente se da inicio al Proceso Electoral y con ello, la aspiración de muchos para lograr posicionarse en algún cargo popular.
Que los partidos hayan decidido aliarse románticamente como un frente amplio en el caso del PRD y PAN, despeja cualquier duda de la estrategia política que pudieran tener estos dos partidos con tal de obtener el mayor número de votos.
Cierto es que se ha cuestionado la naturaleza ideológica que como proyectos políticos puedan trazarse, no obstante, queda claro que el fin justifica los amplios y desmedidos medios que provoca el 2018.
Se observan dirigencias nacionales tanto de los azules como de los amarillos, hoy aliados oficialemente, un tanto nerviosos y acelerados a la vez, que dan la impresión, en esto del juego político de las percepciones, que le apuestan más a su propia legitimidad al interior de sus partidos. Olvidando la estrategia real, esa que debe trazarse y fortalecerse ante la inminente contienda electoral, y es que en ambos, se han constituido divisiones marcadas, logrando posicionar la tesis mediática del autoritarismo oficial de la autoría de Felipe Calderon.
Y éste entendimiento del poder lo tiene muy claro el grupo de los calderonistas, para obstruir las tomas de decisiones de la dirigencia nacional encabezada por Ricardo Anaya, y con ello fortalecer la tesis de que Anaya divide y por ende, debiera hacerse a un lado.
Con Calderon su ganancia esta centrada en focalizar los debates y pleitos del PAN en torno al discurso de una dirigencia autoritaria, tal como se postuló cuando los 5 senadores del PAN recientemente le agandallaron las negociaciones a los ANAYISTAS con el PRI, dejando a un lado los acuerdos del propio PAN en la que la SENADORA Dávila Fernandez dirigiría la Mesa Directiva.
Sin embargo, el gandallismo Calderonista usurpó los acuerdos, titiriteando a Cordero y a sus 4 senadores estrellas, y bajo la causa ZAVALA, se desplazó a la fémina Senadora Dávila para quedar el filial Ernesto Cordero al frente de la Mesa Directiva.
Calderón y su estrategia disfrazada para perpetuarse nuevamente en los Pinos, a través de su esposa Zavala, evidencia
sus ancias para entronizarse una vez más en la cumbre del poder pues no nos explicamos otra cosa. Es quizas esto más enfermizo de lo que parece. Lo triste es que se trata de una enfermedad contagiosa y a quien la padece le dan ataques de arrogancia.
Mienntras tanto, MORENA bajo la tutela de Lopez Obrador, avanza calladito.
El PRI, encumbrado se siente omnipotente, y ese es su principal Talón de Aquiles.
Por Azucena Meza
Formalmente se da inicio al Proceso Electoral y con ello, la aspiración de muchos para lograr posicionarse en algún cargo popular.
Que los partidos hayan decidido aliarse románticamente como un frente amplio en el caso del PRD y PAN, despeja cualquier duda de la estrategia política que pudieran tener estos dos partidos con tal de obtener el mayor número de votos.
Cierto es que se ha cuestionado la naturaleza ideológica que como proyectos políticos puedan trazarse, no obstante, queda claro que el fin justifica los amplios y desmedidos medios que provoca el 2018.
Se observan dirigencias nacionales tanto de los azules como de los amarillos, hoy aliados oficialemente, un tanto nerviosos y acelerados a la vez, que dan la impresión, en esto del juego político de las percepciones, que le apuestan más a su propia legitimidad al interior de sus partidos. Olvidando la estrategia real, esa que debe trazarse y fortalecerse ante la inminente contienda electoral, y es que en ambos, se han constituido divisiones marcadas, logrando posicionar la tesis mediática del autoritarismo oficial de la autoría de Felipe Calderon.
Y éste entendimiento del poder lo tiene muy claro el grupo de los calderonistas, para obstruir las tomas de decisiones de la dirigencia nacional encabezada por Ricardo Anaya, y con ello fortalecer la tesis de que Anaya divide y por ende, debiera hacerse a un lado.
Con Calderon su ganancia esta centrada en focalizar los debates y pleitos del PAN en torno al discurso de una dirigencia autoritaria, tal como se postuló cuando los 5 senadores del PAN recientemente le agandallaron las negociaciones a los ANAYISTAS con el PRI, dejando a un lado los acuerdos del propio PAN en la que la SENADORA Dávila Fernandez dirigiría la Mesa Directiva.
Sin embargo, el gandallismo Calderonista usurpó los acuerdos, titiriteando a Cordero y a sus 4 senadores estrellas, y bajo la causa ZAVALA, se desplazó a la fémina Senadora Dávila para quedar el filial Ernesto Cordero al frente de la Mesa Directiva.
Calderón y su estrategia disfrazada para perpetuarse nuevamente en los Pinos, a través de su esposa Zavala, evidencia
sus ancias para entronizarse una vez más en la cumbre del poder pues no nos explicamos otra cosa. Es quizas esto más enfermizo de lo que parece. Lo triste es que se trata de una enfermedad contagiosa y a quien la padece le dan ataques de arrogancia.
Mienntras tanto, MORENA bajo la tutela de Lopez Obrador, avanza calladito.
El PRI, encumbrado se siente omnipotente, y ese es su principal Talón de Aquiles.
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